martes, 16 de mayo de 2017

El ataque en AIKIDO


              Una crítica frecuente de el AIKIDO es su falta de credibilidad en términos de eficacia y particularmente cara a ataques reales. No quiero permanecer en el debate relativo a la eficacia de el AIKIDO. Recordemos simplemente que la crítica de la eficacia no se puede definir mas que en función de un objetivo.

En lo que concierne al AIKIDO, si bien estamos en un marco de marcialidad y por tanto de combate, el objetivo no es vencer sino más bien trascender  el nivel de combate para transformar  la energía agresiva respecto a la integridad tanto del atacante como del atacado. La finalidad del AIKIDO mas bien el estudio de principios fundamentales , que un aprendizaje de combate. El marco del combate es de alguna forma la condición necesaria de este estudio.

El ataque en AIKIDO se convierte en una oportunidad, un gatillo y la técnica un medio pedagógico para experimentar los principios. El conjunto crea un espacio de aprendizaje. Sin la dimensión marcial , nos equivocaríamos de estudio. Y es justamente el ataque la garantía de esta marcialidad.

Cuales son las cualidades necesarias de un buen ataque en AIKIDO? No fijarse en esta cuestión conlleva el riesgo de una práctica que no alcanza su objetivo. Mas a fondo, el ataque en el AIKIDO atrae nuestra atención sobre un momento de la ejecución de la técnica que pasa a menudo a segundo plano: su nacimiento. Generalmente ,  la técnica es el objetivo de toda la atención  de practicantes mientras que los espectadores se fijarán mas bien en la proyección  o la inmovilización. El ataque y la manera de recibirlo es a menudo la parte pobre de la secuencia. Pero condiciona la calidad de la ejecución de la técnica.

 Un buen ataque debe mantener su carácter marcial. Por ello, debe aportar un componente importante: el peligro. Un ataque debe venir como una amenaza para nuestra integridad. Incluso si estamos en un marco de aprendizaje, este ataque sin embargo debe ser creíble. Es el alimento de la técnica que será ejecutada y que tiene justamente el objetivo de trasformar la energía agresiva del ataque por el movimiento.

Quién tiene la iniciativa cuando el ataque nace, uke o tori? Si parece lógico considerar que es el atacante quien domina en ese momento preciso, el tori está igualmente en posición de actor. Es él quien crea la oportunidad del ataque por su actitud. Juega un rol esencial, conscientemente o no en la liberación del ataque. Los dos compañeros ya están en interacción y la voluntad a lo largo del movimiento. No hay una balanza activo – pasivo. Al principio , el tori no sufre el ataque y al atacar, el uke no sufre la técnica.

Como escribió Frank Noël en su magnífico libro, la práctica aïki es un diálogo. No son dos monólogos que se suceden. Volvemos al ataque para evocar lo que es sin duda la cualidad esencial de un buen ataque en AIKIDO : la proporcionalidad. El ataque es proporcional en términos de energía , de velocidad, de ejecución , de distancia y marcialidad. Junta aquí su finalidad aïki: El estudio de los principios fundamentales del AIKIDO. Un buen ataque no es el que sorprende al tori, ni el que hace blanco en el tori, es el que , conservando su peligro potencial, crea el marco mas propicio para el aprendizaje a través de la ejecución de la técnica.

La intención del atacante juega un papel no despreciable. Es de agradecer el ofrecer el ataque y transformar  al atacante en uke y crear un marco de aprendizaje. El desafío para el uke será ofrecer un ataque sin perderse, sin desaparecer es decir, sin sacrificar las cualidades esenciales de la actitud aïki: centro, verticalidad, calidad de apoyo , presentando el carácter marcial del ataque durante la ejecución de la técnica por la potenciación  de un ataque en el ataque, o un KAESHI WAZA si el tori ejecuta mal la técnica.

Si la técnica se nutre de la energía agresiva del atacante, Sólo hay espacio de aprendizaje en la calidad y presencia del uke. Esta calidad de presencia comienza con la energía del ataque que es la primera manifestación de encuentro de dos identidades, de dos voluntades. Estamos en la lógica del aprendizaje y el uke ofrece un centro a su compañero para permitirle trabajar lo mas profundo posible en su técnica. Sin esto, la técnica se acaba prematuramente.

Terminaré evocando la dificultad que tiene conciliar la indispensable  repetición de movimientos necesarios en le aprendizaje y el interés de abordar cada ejecución como una ejecución única. Cada vez debe ser como la primera vez. El ataque no depende del movimiento anterior. El movimiento sin resultado. Detrás de esta evidente apariencia, se esconde un verdadero desafió inigualable que consiste en atacar sin tener en cuenta el movimiento que debe ser ejecutado, por lo que está claro que esa justamente la actitud del uke la que se traduzca en un movimiento mas natural que otros.

El aprendizaje del AIKIDO impone limitaciones: repetición , ataque y movimiento impuesto. Estas limitaciones están en nuestro aprendizaje, pero con los años de práctica darán sus frutos y disfrutaremos del AIKIDO a nuestra manera, a nuestro nivel , sin duda como dicen los budistas: el infierno comienza por una comparación.

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