Una crítica frecuente de el AIKIDO es su
falta de credibilidad en términos de eficacia y particularmente cara a ataques
reales. No quiero permanecer en el debate relativo a la eficacia de el AIKIDO.
Recordemos simplemente que la crítica de la eficacia no se puede definir mas
que en función de un objetivo.
En lo que concierne al AIKIDO, si bien
estamos en un marco de marcialidad y por tanto de combate, el objetivo no es
vencer sino más bien trascender el nivel
de combate para transformar la energía
agresiva respecto a la integridad tanto del atacante como del atacado. La
finalidad del AIKIDO mas bien el estudio de principios fundamentales , que un
aprendizaje de combate. El marco del combate es de alguna forma la condición
necesaria de este estudio.
El ataque en AIKIDO se convierte en una
oportunidad, un gatillo y la técnica un medio pedagógico para experimentar los
principios. El conjunto crea un espacio de aprendizaje. Sin la dimensión marcial
, nos equivocaríamos de estudio. Y es justamente el ataque la garantía de esta
marcialidad.
Cuales son las cualidades necesarias de un
buen ataque en AIKIDO? No fijarse en esta cuestión conlleva el riesgo de una
práctica que no alcanza su objetivo. Mas a fondo, el ataque en el AIKIDO atrae
nuestra atención sobre un momento de la ejecución de la técnica que pasa a
menudo a segundo plano: su nacimiento. Generalmente , la técnica es el objetivo de toda la
atención de practicantes mientras que
los espectadores se fijarán mas bien en la proyección o la inmovilización. El ataque y la manera de
recibirlo es a menudo la parte pobre de la secuencia. Pero condiciona la
calidad de la ejecución de la técnica.
Un
buen ataque debe mantener su carácter marcial. Por ello, debe aportar un
componente importante: el peligro. Un ataque debe venir como una amenaza para
nuestra integridad. Incluso si estamos en un marco de aprendizaje, este ataque
sin embargo debe ser creíble. Es el alimento de la técnica que será ejecutada y
que tiene justamente el objetivo de trasformar la energía agresiva del ataque
por el movimiento.
Quién tiene la iniciativa cuando el ataque
nace, uke o tori? Si parece lógico considerar que es el atacante quien domina
en ese momento preciso, el tori está igualmente en posición de actor. Es él
quien crea la oportunidad del ataque por su actitud. Juega un rol esencial,
conscientemente o no en la liberación del ataque. Los dos compañeros ya están
en interacción y la voluntad a lo largo del movimiento. No hay una balanza
activo – pasivo. Al principio , el tori no sufre el ataque y al atacar, el uke
no sufre la técnica.
Como escribió Frank Noël en su magnífico
libro, la práctica aïki es un diálogo. No son dos monólogos que se suceden.
Volvemos al ataque para evocar lo que es sin duda la cualidad esencial de un
buen ataque en AIKIDO : la proporcionalidad. El ataque es proporcional en
términos de energía , de velocidad, de ejecución , de distancia y marcialidad.
Junta aquí su finalidad aïki: El estudio de los principios fundamentales del
AIKIDO. Un buen ataque no es el que sorprende al tori, ni el que hace blanco en
el tori, es el que , conservando su peligro potencial, crea el marco mas
propicio para el aprendizaje a través de la ejecución de la técnica.
La intención del atacante juega un papel no
despreciable. Es de agradecer el ofrecer el ataque y transformar al atacante en uke y crear un marco de
aprendizaje. El desafío para el uke será ofrecer un ataque sin perderse, sin
desaparecer es decir, sin sacrificar las cualidades esenciales de la actitud
aïki: centro, verticalidad, calidad de apoyo , presentando el carácter marcial
del ataque durante la ejecución de la técnica por la potenciación de un ataque en el ataque, o un KAESHI WAZA
si el tori ejecuta mal la técnica.
Si la técnica se nutre de la energía
agresiva del atacante, Sólo hay espacio de aprendizaje en la calidad y
presencia del uke. Esta calidad de presencia comienza con la energía del ataque
que es la primera manifestación de encuentro de dos identidades, de dos
voluntades. Estamos en la lógica del aprendizaje y el uke ofrece un centro a su
compañero para permitirle trabajar lo mas profundo posible en su técnica. Sin
esto, la técnica se acaba prematuramente.
Terminaré evocando la dificultad que tiene
conciliar la indispensable repetición de
movimientos necesarios en le aprendizaje y el interés de abordar cada ejecución
como una ejecución única. Cada vez debe ser como la primera vez. El ataque no
depende del movimiento anterior. El movimiento sin resultado. Detrás de esta
evidente apariencia, se esconde un verdadero desafió inigualable que consiste
en atacar sin tener en cuenta el movimiento que debe ser ejecutado, por lo que
está claro que esa justamente la actitud del uke la que se traduzca en un
movimiento mas natural que otros.
El aprendizaje del AIKIDO impone
limitaciones: repetición , ataque y movimiento impuesto. Estas limitaciones
están en nuestro aprendizaje, pero con los años de práctica darán sus frutos y
disfrutaremos del AIKIDO a nuestra manera, a nuestro nivel , sin duda como
dicen los budistas: el infierno comienza por una comparación.
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